sábado, 3 de mayo de 2014

Junio Francés, dialogo imaginario Foucault - Althusser post Mayo de 1968

Seguimos jugando con la imaginación, ahora nos encontramos en el calabozo de una prisión de París a finales de Junio de 1968 y escuchamos esta discusión entre los filósofos Louis Althusser y Michel Foucault acerca del famoso Mayo Francés.
















F- (…) Puede que el llamado Mayo francés marque un hito, una rebelión estudiantil de tal magnitud en un país cuya economía parece estar en constante crecimiento. Una masa de estudiantes planteando una crítica no a una autoridad en particular, sino extendiéndola a las autoridades en general. No estoy seguro, pero ¿Quién dice que no sea ésta la piedra de toque para futuras reivindicaciones de otro tipo?
A:- Tengo mis dudas…
F:- Explíquelas, escucho con gusto.
A:- Estamos hablando, en un principio, de estudiantes. En su mayoría clase media…quizás esté generalizando, pero hasta donde yo entiendo serán ellos quienes contribuirán a reproducir las relaciones de explotación actual. No puede trascenderse este esquema ya que los mismos profesores, ratificando la supuesta neutralidad del conocimiento, no dejan de ser piezas esenciales de la ideología dominante, es decir la ideología burguesa.
F:-Pero también hubo participación de otros sectores, una vez que empezaron a masificarse las luchas: incluso el PCF quiso, por un momento dirigir el movimiento.
A:-  Una vez que los obreros obtuvieron sus demandas abandonaron el reclamo ya que siguen inmersos en una lógica capitalista. O si no piense también en el papel que cumplió la opinión pública, en la medida en que contribuyó a inclinar la balanza a favor de la postura conciliatoria de De Gaulle, quien termina triunfando en las elecciones con más del 60% de los votos. Esto demuestra que no pueden, mejor dicho no podemos desembarazarnos de esta ideología…
F:- ¡¿Qué es lo que dice?! Acá no se trata de ideologías…
A: ¿Cómo que no se trata de ideologías? Si son estas las que proveen sentido al mundo. Si se trata de relaciones imaginarias en las que nos representamos nuestras condiciones reales de existencia. Tanto usted como yo estamos inmersos en este sistema de producción que se retroalimenta por los aparatos ideológicos y el aparato represivo del Estado. Claro que no siempre el poder se mantiene por la coerción: es necesario que las clases dominantes mantengan la hegemonía a partir de la cual unifican su propia ideología dominante. La universidad no escapa a esto; todo el sistema educativo es la principal herramienta del Estado para producir sujetos que por más reclamos que hagan están sujetados a esta ideología.
F:- ¿Para producirlos?  Yo diría que más bien para disciplinarlos, para hacerlos funcionales al sistema. Y en esto creo que concuerdo con usted. Pero creo que hay una cierta victoria en el movimiento del mes pasado, se abrieron canales a protestas que se escapan de la lógica de los trabajadores y en este sentido pueden llegar a ser prácticas de resistencia, que permiten no estar inmersos en un estado cosificado de dominación.  El poder, como usted lo entiende, no está solamente en el Estado, sino que es algo transita por los individuos en cuanto relaciones de poder.
A:- El poder está determinado en última instancia por la lucha de clases, y en una correlación de fuerzas como la actual, el poder corre por cuenta de la ideología dominante, que unifica todos los diversos intereses de aparatos ideológicos que por lo general son privados.
F:- ¿Pero entonces? ¿Me está diciendo que la ideología es un bloque monolítico e impermeable?
A:- No, no necesariamente. Incluso dentro de estos aparatos es donde la resistencia de las clases explotadas encuentra su lugar. Ya sea a partir de contradicciones o mediante una lucha de posiciones, en tanto determinada en última instancia por lo económico, la sobredeterminación al nivel de la superestructura es la que da cuenta de que hay en ella lucha de clases. Y de que la contradicción no se da nunca en forma pura. Por eso de ninguna forma la ideología es un bloque monolítico. Sin embargo, no creo que las revueltas estudiantiles sean el caso. Sus demandas no lograron conformar movimientos duraderos para “volver el arma de la ideología contra las clases dominantes”.
F:- Si, pero usted sigue hablando de Estado como si solo allí se conglomerara el poder, cuando, a mi entender, de lo que se trata es de hacer un trabajo ascendente, rastreando en la multiplicidad la singularidad de los acontecimientos. Y creo que es aquí donde pueden dar que hablar los movimientos surgidos en Mayo, como por ejemplo, el florecimiento de las reivindicaciones feministas, u homosexuales, entre otras.
A:- Pero ¿cómo pretende hacer un trabajo ascendente cuando ni siquiera los sujetos tienen iniciativa propia? Al hablar de sujetos siempre presuponemos que están atravesados ideológicamente.
F:- Tengo mis dudas acerca de su noción de ideología. Me parece que habría que pensarlo en términos de construcción  de discursos de verdad. Como usted, también creo que los sujetos no tienen una existencia preestablecida, sin embargo no los pienso en términos tan rígidos: en la movilidad de las relaciones de poder, los discursos de verdad se van construyendo, y no sólo reproduciendo, continuamente.
A:- (riendo) Esto es respuesta típica de alguien que se cree por fuera de la ideología cuando en realidad están inmersos en ella. Este es uno de sus efectos, la negación practica…
F:- Ustedes los marxistas ponen siempre en la base del análisis la idea de que las relaciones de fuerza, las condiciones económicas y sociales son previamente dadas en los individuos y que la ideología se ve como un elemento negativo que se presenta como un velo a las condiciones de existencia, relaciones sociales o formas políticas impuestas desde el exterior al sujeto.
A:- Usted está haciendo pasar mi concepción de ideología como una ideología particular, mientras que lo que trato de decir cuando me refiero a ella es que no hay por fuera de la ideología en como tal, PUESTO QUE ESTA ES OMNIHISTÓRICA. Y si no piense en las consignas que enarbolaron los estudiantes hace ya un mes; ninguna de ellas puede dar cuenta de otra cosa que de sujetos interpelados constantemente por construcciones ideológicas. No quiero sonar determinista, pero actuamos como sujetos insertos en prácticas que creemos libres, pero que en realidad no lo son.

Un oficial se acerca a entregarles a los presidiarios su almuerzo. Por lo bajo hace alusión a la supuesta ‘revolución’ del mes anterior, dándole una connotación negativa, y se retira.

A:- ¿Escuchó? Ahí tiene un ejemplo concreto de cómo la ideología permea todos los estratos. Mire donde estamos, tan sólo por expresar nuestras ideas. Si esto no es una opresión de la ideología de la clase dominante, entonces ¿Qué es? Estas instituciones no son más que la manifestación de que el aparato represivo funciona articulándose con las prácticas ideológicas, primeramente mediante la violencia.
F:- Bueno, ahí coincidimos un poco más…a esto me refería cuando le decía que se necesita un rastreo genealógico, en una sociedad como la nuestra: minada de prácticas microfísicas y disciplinarias; donde la política y la vida se encuentran tan imbricadas entre sí. Y de ahí la importancia de dar cuenta de sucesos capilares como el que estamos hablando, sucesos que pueden enfrentarse en la forma de prácticas de resistencia que evitan la cosificación de la sociedad. Por ello discrepo con usted en la idea de que los sujetos no son libres, pues creo que mientras puedan realizar estas prácticas, si lo serán. Claro que sólo podré validar lo que digo cuando se esté a una distancia suficiente como para analizar este acontecimiento a la luz de las consecuencias futuras.


A:- Ahora come que se enfría…

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