jueves, 1 de mayo de 2014

Chile, Poulantzas y una carta imaginaria

Abriendo la puerta para ir a jugar, compartimos con los amigos lectores de El Ayllu esta carta imaginaria que le hicimos escribir a Nicos Poulantzas, tras ubicarlo, también imaginariamente, en el Chile de Allende. Allí reflexiona sobre algunas cuestiones sobre el ascenso de la Unión Democrática y escribe esta misiva a compañeros franceses entusiasmados con el proceso chileno. (Perdón Nicos...)


     




Santiago de Chile, enero de 1971
Camaradas,
                          ¡¡Vaya si no es para entusiasmarse muchachos!! , recibí con enorme alegría sus consideraciones sobre la “vía chilena al socialismo”. Me gustaría resaltar algunas cuestiones que probablemente ayudaran a acrecentar su entusiasmo y otras que propongo tengamos en cuenta para contextualizar la situación actual de la Unión Popular en el gobierno, para que al combinarlas se nos aclare el panorama respecto a la posibilidad concreta en torno al cumplimiento de las expectativas que ha generado el ascenso de Allende al gobierno chileno.
Tras septiembre he oído hablar a mucha gente muy vagamente sobre lo que puede significar una transición al socialismo en Chile. Recalquemos un punto que me parece fundamental a la hora de analizar este acontecimiento: la toma del poder del Estado no puede ser jamás el fin último de un proceso de transición socialista, sino que, por el contrario, debemos considerarla solo como un momento, no por ello desestimable ni poco fundamental, de una encarnizada relación de fuerzas a transformar en favor de las masas populares. Muchos sucesos históricos nos han demostrado que no se puede considerar que una ocupación del gobierno por izquierda signifique concretamente controlar los aparatos del Estado, vale decir, es necesario que no consideremos al Estado cual bloque monolítico por el cual una toma de sus lugares estratégicos, como puede ser el gobierno, devenga en la obtención del poder real, nada mas lejos de la realidad; en tanto y en cuanto no consideremos al Estado como campo estratégico donde se condensa materialmente una relación de fuerzas entre clases y fracciones de clase vamos a seguir incurriendo en errores estratégicos de transición socialista y de toma del poder.
No debemos olvidar que la misma organización institucional del estado permite a la burguesía permutar el papel dominante de un aparato a otro, por lo tanto, una vez mas digo que no basta con tomar el gobierno, la transformación  tiene que ser total, hay que tornar la relación de fuerzas en todos los aparatos del Estado a favor de las masas populares, pero esta transformación articulada con focos autogestionarios de democracia de base no se logra de la noche a la mañana, es por eso que debemos estar atentos para que la lucha al interior de cada aparato devenga favorable  a las masas, esta debe ser la principal preocupación de la “vía chilena al socialismo”.
Afortunadamente estas habladurías solo provienen de la población y de algunos “intelectuales”, por su parte, la dirección de la Unión Popular parece identificar estas cuestiones, esto se puede observar en el intento, por ahora prematuro, de lograr articular elementos de la democracia representativa con focos autogestionarios o de democracia de base, esto esta claro en su programa de gobierno desde el cual erigen cuatro puntos fundamentales que arrojan luz sobre esta cuestión, a saber: la legalidad, las libertades políticas, la no violencia y la socialización de los medios de producción.
El mundo parece haber aprendido, tras Rusia, que la estrategia del doble poder y el posterior reemplazo por la democracia de base o autogestionaria de la democracia representativa no puede ser un rasgo particular de una vía al socialismo, dado que de esta manera, nos explica Rosa Luxemburgo, sin elecciones generales, libertad de prensa, de reunión y de opinión, solo resta esperar el triunfo de la burocracia, en este sentido, considero que es el deber de toda vía al socialismo, y en especial de esta experiencia de Allende, lograr articular la ampliación de las instituciones de la democracia representativa y de las libertades, con el despliegue de formas de democracia directa de base y de los focos autogestionarios, esta será la única manera de que la vía chilena al socialismo pueda significar una transformación concreta del aparato estatal, lo cual se traducirá en el control de los núcleos del poder real.
Me gustaría pasar a cuestionar ciertos aspectos de esta propuesta encabezada por la Unión Popular que encuentro algo inconclusas e incluso incoherentes. No coincido con el programa de partido cuando se plantea que la transición al socialismo será pacifica, o “no violenta”. A uno le gustaría creer que la transformación de la sociedad hacia el socialismo se concretará pura y exclusivamente por vías pacificas, dependiendo simplemente del apoyo electoral del pueblo y en la concreción del programa de gobierno que permita transformar las estructuras de cada uno de los aparatos del Estado, pero me resulta difícil convencerme de ello, en primera instancia porque esta postura que esta llevando adelante la Unión Popular o bien desconoce la potencialidad de una reacción del adversario, es decir de la burguesía, o confía sobremanera en un decisivo y continuo apoyo de las masas articuladas en amplias alianzas populares.
Esta es una cuestión que considero fundamental, porque la única manera de enfrentar por vías pacificas la inevitable reacción de la burguesía se concretará, en tanto y en cuanto, la izquierda cuente con este apoyo popular y con los medios para articularlo, para lo cual encuentro de vital importancia la coptación de nuevas reivindicaciones populares que ayuden a crear un movimiento popular homogéneo que asegure la posibilidad de llevar adelante el programa de gobierno. Esta cuestión me encuentra en este momento un tanto escéptico, dado que una articulación popular de este tipo no se logra de un día para otro, con lo cual cualquier reacción del adversario en estos momentos de transformación puede significar una derrota que, huelga decirlo, puede resultar total, dado que considero no se ha conformado aún semejante articulación en la lucha popular. Veremos que es lo que sucede, por el bien del socialismo chileno, es mi mas ferviente deseo estar equivocado.
Debo poner énfasis, teniendo en cuenta algunas experiencias anteriores de construcción de un socialismo democrático, en otra tensión que puede resultar letal para las posibilidades de la “vía chilena”, como ya mencione en esta carta la construcción democrática del socialismo esta basada en la compleja articulación de transformaciones del Estado y de la democracia representativa con el despliegue de la democracia directa de base y de formas autogestionarias.  Estos dos procesos deben indefectiblemente cooperar el uno con el otro, cooperación o articulación sin la cual sólo resta esperar una oposición  abierta entre ambos procesos, lo que significara el potencial riesgo de que un tercero, la burguesía, resuelva esta tensión de formas poco feliz, por ejemplo con intervención de un gobierno fascista.
Estas son algunas consideraciones que encontré oportuno remarcar en clave de la descripción del proceso socialista recientemente comenzado, las expectativas son enormes, las limitaciones otro tanto, dependerá del pueblo chileno, y sólo de él, concretar la vía democrática al socialismo, las virtudes son muchas, los errores corregibles, la ilusión impostergable, ¿podrá Chile hacer enfrente a la reacción burguesa? ¿Podrá homogeneizar al movimiento popular en defensa del socialismo?       ¿Podrá hacer frente a la embestida internacional contra este proceso democratizador y socializador? ¿Se concretará la transformación global de todos y cada uno de los aparatos estatales? ¿Se podrá alcanzar el poder real en el aparato estratégico del Estado? …
Llegó la hora de que Chile ponga a prueba la historia, ¡¡A por la construcción del Socialismo Democrático en Chile!!

                                                                                         Los saluda y recuerda    afectuosamente,

Nicos Poulantzas.

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