La herida cortante, las manos infinitas, la necedad de
creernos completos. La inconsciencia de saber que estamos muertos y que vivimos
para negarlo. El dolor, el hambre, las venas, el pan. La radio amiga, el abrazo
fraterno y la soledad de una despedida. Las caricias que nos faltan, ese beso
que vendrá. Una guitarra, un hijo, un consejo. La mirada que te inunda y te
desgarra. La injusticia que te ahorca y las luchas por librar. La Memoria de
los ausentes y la pasión que heredamos. La rabia por la falta, la locura, la
matanza infinita, diaria, dolorosa, implacable. La esperanza de un mañana, de
un amor, de la palabra. La esperanza de la vida.
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