lunes, 17 de octubre de 2011

La pregunta por la television.


A 60 años de la primera transmisión de la televisión argentina, el debate en torno a cual es o debe ser su función social, es recurrente en bastos ámbitos. Las discusiones suelen partir desde la temática de los contenidos, la programación, el mensaje que se transmite, los actores que participan (emisores – receptores), hasta poner en discusión cual es la función social de la televisión en general y la argentina en particular. El rigor de este análisis dependerá de poder insertar el surgimiento de la televisión argentina dentro del contexto social, político y cultural que propicio su aparición y entender de qué modo ha ido evolucionando.

Hasta el año 1951, las transmisiones televisivas eran experiencias que habían surgido en algunos países (principalmente europeos) teniendo como pioneros a EE UU y Alemania. El panorama mediático mundial de ese entonces tenía como grandes protagonistas a la radio y el cine, siendo este último el medio con más trascendencia a nivel mundial como consecuencia de la gran producción en masa de films hollywoodense que con el establecimiento de su sistemas de Star System, colocaba a los actores en el centro de la escena como moneda de cambio para la difusión en masa de films. Allí, en los Estados Unidos, la televisión adquiere un gran desarrollo a través de su asociación estratégica con las grandes productoras cinematográficas, estas son la Warner Brothers, la Metro Goldwin Meyr (MGM) y demás. Mientras que en Alemania, la secuelas de posguerra aun no generaban un clima propicio para la explotación comercial en masa de la televisión, como si sucedió en EE UU. Pero, al menos habría que concederle al país germano, el reconocimiento de ser pioneros en cuanto a los primeras experimentación de trasmisiones televisivas durante las décadas del 30 y 40. El nazismo era plenamente consciente del poder adoctrinador de masas que poseían los medios; de ahí que la radio y el cine alemán fueron los ejes de propaganda nazi. Asistimos entonces a un factor relevante para el análisis que nos lleva a dos vertientes. La primera establece que el surgimiento de la televisión esta directamente relacionado con impulsos de parte del poder político. Esta sería el caso de Alemania. La segunda, no necesariamente opuesta a la primera sino incluso complementaria en algunos casos, plantearía que la televisión surge como consecuencia de estrategias comerciales, es decir relacionada más bien con el poder económico que con el político. Estas dos vertientes nos sirven al análisis del caso argentino. ¿Cuál de estos dos poderes (comercial-económico o político) puede considerarse como el impulsor de la televisión argentina? Teniendo en cuenta que la primera transmisión fue la de un acto de gobierno, más precisamente el acto por el día de la lealtad peronista en aquel 17 de octubre de 1951, daría la sensación de que el impulso es netamente de carácter político. No obstante esto, no debemos de dejar de lado la iniciativa comercial que tuvo este emprendimiento a manos de Jaime Jankelevich, quien aporto’ los equipos técnicos traídos desde EEUU para la primera trasmisión, pero con la salvedad de que la compra de estos equipos estuvo financiada por el gobierno peronista. De esta manera la televisión argentina surge como el resultado de la articulación de dos intereses, los comerciales económicos y los políticos.

Entonces, de allí venimos. Pero, ¿ hacia donde vamos o hacia dónde va o debería ir la televisión argentina? ¿Cuál es la función social que cumple y cual la que debería cumplir? Considero que para poder responder a estas preguntas, muchas veces inconclusas, debemos hacernos “la pregunta”, y lo que considero más trascendente para fundar cualquier tipo de análisis sobre la televisión con mayúsculas. Esta sería la pregunta por la esencia de la televisión. Cuál es la verdadera esencia de la televisión? O yendo incluso más lejos aún, ¿existe algo así como la verdadera esencia de la televisión entendida esta esencia como una pureza absoluta donde encontrar su función esencial? Preguntarse por la esencia de la televisión es preguntarse por lo que es común a ella. Como preguntarse cuál es la esencia de un árbol, entendida como algo común a todos los árboles. Así visto la esencia de un árbol seria lo arbóreo, digamos entonces hojas, ramas, tronco, etc. . ¿Entonces de que hablamos cuando hablamos de lo televisivo como lo esencial de la televisión? Ensayando una repuesta diría que en la esencia de la televisión está la representación, el representar como el - estar en lugar de- . Entendido así la televisión en tanto dispositivo mediático que abarca desde los aspectos meramente técnicos ( transmisión, tecnología, etc.) hasta las prácticas sociales de lectura de ese medio ( la forma en que se mira y consume televisión) tendría en el centro de su esencia el acto de representar, de- estar en lugar de-. Pero, ¿en lugar de que esta? ¿ Qué es lo que representa la televisión de manera constante? Sería erróneo y hasta incluso inexacto afirmar que la TV representa la realidad por que con esta afirmación, dejaríamos de lado las producciones televisivas de ficción , entre otras cuyo eje esta puesto en las formas en que se narra y en el cómo, más que en lo que se cuenta o representa. Además, doblemente inexacto seria hablar de la representación real “ o de la “realidad” por parte de la televisión no solo por esta última salvedad concerniente a la problemática de abarcar todo el objeto sino también porque esto requeriría de una amplia argumentación y defensa de la afirmación acerca de que la televisión representa o reproduce lo real. Ante esto deberíamos preguntarnos, que es la realidad o si existe tal categoría , cayendo seguramente en un problema acerca de la ontología de lo real desviando el eje de nuestro análisis.

Si entendemos entonces que en la esencia de la televisión está el representar, esto nos lleva a preguntarnos sobre no solo que es lo que se representa sino también al cómo. La pregunta por el que es lo que se representa trae a colación la problemática de los contenidos , mientras que el cómo nos llevaría a crear en un análisis de las disposiciones más técnicas que conciernen a la televisión. Vemos entonces como develando ( intentando digamos) la esencia de la televisión, se nos abre unidades de análisis que enriquecen el debate y a ir por el aspecto medular de la cuestión.

En un principio, también nos indagamos sobre la función social de la televisión. Esto nos lleva a preguntarnos por la función actual que cumple la televisión y cuál es la que debería cumplir. Históricamente la televisión cumple funciones tales como la de entretenimiento e información, y si le queda tiempo, cumple funciones educativas. Digo esto último, porque desde sus inicios, la televisión surgió como formas de representar información y entretenimiento, pero en sus inicios, no se planteó la posibilidad de cumplir funciones educativas. De hecho, ninguno de los medios masivos consagrados durante el siglo XX, como la radio, el cine y la televisión, se plantearon cumplir una función pedagógica de tipo educacional como lo hace la escuela por ejemplo. No obstante, no podemos negar que función pedagógica tiene la televisión pero el tipo de enseñanzas que representa se acerca más a un adoctrinamiento de masas que apela de manera recurrente a la figura de consumidores más que ciudadanos o personas. Ahora bien ¿surge la televisión como propuestas de policías educativas? No. ¿Puede tener funciones pedagogías que complementen la función educativa en vez competir con la escuela por “una masa de consumidores”? Sí. Discutiendo este tipo de cuestiones, es que haremos propicia las condiciones para una televisión más plural, con funciones educativas tendientes a liberar a los sujetos más que someterlos y adoctrinarlos de manera constante.

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