jueves, 27 de octubre de 2011

La Justicia y la Injusticia.



En la noche de ayer, se conoció el veredicto del Juicio por la megacausa de la Escuela de Mecánica de la Armada , en donde 17 represores estaban acusados de torturas, privaciones ilegitimas de la libertad, asesinatos, abusos de funcionario público, violaciones y demás acusaciones. Luego de un juicio maratónico que duro dos años, donde desfilaron más de 160 testigos, donde hubo 79 sobrevivientes a las detenciones y torturas y en donde se investigo a fondo las causas por las cuales se pedía condena, diez de ellos recibieron una condena ejemplar, reclusión perpetua, mientras que el resto se repartió condenas por 25 años y otras de menor envergadura, pero igualmente importantes.

Los miembros del Grupo de Tareas 3.3.2 de la ESMA son juzgados por 86 casos de delitos de lesa humanidad, entre ellos los secuestros y desapariciones de la fundadora de Madres de Plaza de Mayo, Azucena Villaflor y sus compañeras María Bianco y Esther de Careaga, y los secuestros y asesinatos de el periodista y escritor Rodolfo Walsh y las monjas francesas Leonie Duquet y Alice Domon.

Alfredo Astiz, Jorge “Tigre” Acosta, Ricardo "Sérpico" Cavallo, Juan Carlos Rolón, Antonio "Rata" Pernías y Adolfo Donda Tigel, Alberto "Gato" González, Carlos "Tomy" Capdevilla, Raúl "Mariano" Scheller, Pablo "Dante" García Velasco, Oscar Antonio Montes, Jorge "Ruger" Radice, Manuel García Tallada, Julio Coronel, Ernesto "220" Weber, Juan Carlos "Lobo" Fotea y Juan Antonio "Piraña" Azic, son los represores que fueron juzgados.

Seguramente, si nos lo propondríamos, podríamos buscar varias definiciones para la palabra justicia, en la antigua Grecia, en el derecho Romano, en la primera concepción de estado, o en las primeras constituciones modernas, resultaría un significado diferente para cada uno de los casos, según en la época en la que se lo enmarque. En la actualidad, la Real Academia Española diría que es una pena o castigo público. Para otros será un derecho o una razón. Para nosotros, los ciudadanos comunes, la justicia es la búsqueda de lo que a cada uno de nosotros nos corresponde o nos pertenece, lo que nos asegura el ser justos y equitativos.

En el ultimo día del Juicio, cuando se efectuaban los alegatos finales, Alfredo Astiz le entrego a los jueces del tribunal una Constitución, para que la leyeran al momento de juzgarlos, un acto de cobardía absoluta, de inmoralidad, de burla, un acto de hijaputes que solo podría relacionarse con la persona de quien viene. Ellos, los que violaron sistemáticamente la Constitución , los que mataron, saquearon, desaparecieron, robaron y maltrataron en nombre de la Constitución , justamente ellos, que desde el sillón del Estado, ordenaron la masacre mas importante en la historia de este país, ellos, los que impusieron un régimen autoritario, mercenario, ellos, que mandaron a morir cientos de chicos en una guerra absurda, fogoneada en trasnoches de whisky y prostitutas, ellos, que nos robaron a una generación de luchadores sociales y que impidieron la transformación de mundo en la que nos enmarcábamos, ellos, que abolieron la seguridad jurídica, la educación, el bienestar social, la seguridad, la economía, la política y demás estamentos del estado, ellos, que se creían tan derechos y humanos, ellos, justamente ellos, querían que la Constitución siguiera jugando de su lado.

En este caso, la Justicia nos ha dado la chance de creer que existe la posibilidad de que todo sea justo, de que paguen los culpables, de que aquellos que cometieron atrocidades en contra de la vida de los demás sean penados ejemplarmente a pagar la condena no solo con la sociedad, (que ya los había condenado) sino con la Constitución Argentina , aquella que ellos violaron en cientos de oportunidades.

Y no son días de festejo, porque no hay nada que celebrar, porque los desaparecidos no vuelven y las vidas de aquellos que se fueron, ya no volverán, pero si son días para recordar, para guardar en el cajón de los recuerdos, cajón que siempre rebalso de recuerdos tristes y grises, y que a veces nos da la posibilidad de encontrar sonrisas. Sonrisas que nos dan fuerza para seguir adelante, sonrisa que nos permite poder acostarnos y descansar con la conciencia tranquila, para seguir luchando, para mirar con la frente alta el horizonte, para encontrar la utopia que tanto anhelamos, la sonrisa de la Justicia , la sonrisa de encontrar que en algún lugar del mundo, la historia se ha puesto del lado de los buenos, de los justos y de los luchadores…

La Justicia es entonces, la sensación de ser libres, de sentirse protegidos, de que alguien vela por nosotros, de ser justos y darle a cada uno lo que merece, protegiendo a los débiles y castigando a los poderosos… Esa es la Justicia que es justa y que nos sirve para crecer como país, como sociedad, como personas.

Sebastian Girándola

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