viernes, 28 de octubre de 2011

Kirchnerismo - La tríada conceptual

Discutiendo la editorial de www.marcha.org.ar el otro día con una compañera abiertamente simpatizante del gobierno nacional, surgió la discusión sobre si el Kirchnerismo es Progresismo o qué.
A pesar de no ser fanático del fútbol, ni de ninguno de sus productos y derivados, reconozco que hay una frase, expresada por Mostaza Merlo mientras fuera Director Técnico de Racing, que simplifica y pone en dimensión la mayoría de los elementos que planteamos en discusiones de carácter filosóficas políticas: “Paso a paso”. Es que hay que efectivamente cumplir con esta máxima para pensar las categorías e intentar analizar los fenómenos de la realidad social. Caso contrario todo se encamina a una gigante vorágine de la cual muchas veces resulta difícil, sino imposible, extraer conclusión útil alguna.
Para poder discutir si el Kirchnerismo es o no Progresismo, habría primero que definir a qué nos referimos con Progresismo, luego adentrarnos en dilucidar qué significa y representa Kirchnerismo. Una vez logrado un consenso y un acuerdo en las nociones conceptuales, avanzar en el entrecruzamiento de las categorías. Resuelto esto, a lo mejor, podemos llegar a alguna respuesta. No estaría nada mal que, en lugar de una respuesta, obtengamos una pregunta. De hecho este sería el escenario preferido, ya que nos permitiría luego continuar en el camino de la dilucidación de las nociones.
Partíamos, ya que formo parte del colectivo que suscribió aquella editorial, de comprender el Progresismo como una suerte de reedición de las posturas Reformistas. Nos reconocemos militantes revolucionarios, por ende apostamos a la práctica revolucionaria. Consideramos progresistas a aquellos que, simpatizando con la idea de la necesidad de un cambio en el sistema de ordenamiento social actual, no creen o no militan por la transformación radical de la sociedad. Ahí vemos una punta para comprender al Kirchnerismo. Habilitar la Ley de Medios, tomándola en parte desde las luchas y las demandas de las organizaciones sociales, al tiempo de no ir a fondo con su aplicación para desarmar los grupos monopólicos garantizando una comunicación popular y alternativa.
La compañera plantea que el Kirchnerismo no es simplemente Progresismo, porque a su interior como movimiento cobija elementos de abiertas posiciones de derecha y reaccionarias. Hasta ahí de acuerdo, fue similar la caracterización que hicierámos en esa editorial, donde el Kirchnerismo no es planteado como movimiento de izquierda. Entonces fue cuando surgió la disonancia. Para la compañera el Kirchnerismo resulta ser anulador de la categoría Progresismo. Es más que eso. Se trata de un fenómeno Nacional y Popular, que no agota en la cuestión propia del Peronismo, ya que bajo la conducción de Cristina hoy, y de Néstor ayer, aglutina espacios de izquierda del peronismo, pero también de derecha, a la vez de aglutinar a los sectores No Peronistas-Progresistas: socialistas, independientes o de centro izquierda y algunos radicales. De esta manera se resuelve, para la compañera, el debate sobre si el Kirchnerismo es Peronismo. Lo es, pero lo es en tanto superador de esa noción lisa y llana.
Pasando en limpio y en categorías, la lectura que hago hasta hoy, sin ir a fondo con las definiciones de cada noción, es que el Kirchnerismo es la sumatoria de Peronismo, pensando esta como espacio de izquierda; Justicialismo, considerado como espacio de derecha-conservador-ortodoxo, ligado al PJ y a las prácticas tradicionales; y Progresista, como noción aglutinante de todo lo que no entra en peronista pero encuadra en la conducción de los Kirchner.

Ramón Raggio

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