martes, 20 de septiembre de 2011

“El pequeño gran matón de la internet”

“alien dice desde la tv que no quiere estar jamás en la tv”



¿Cómo nos interpelamos dentro de esta idea global de “pertenecer”, de estar sujeto a una práctica despersonalizante y a la vez “globalizante”?


Somos una anonimato público, expuesto e invisible, abierto y negado… somos el tacto de lo intangible.


Relegados al comentario marginal del discurso “académico” y expuestos a una vorágine informativa que se actualiza por minuto digitalizando nuestra comprensión, debemos advertir el peligro de no caer en la “fetichización” de los nuevos instrumentos comunicacionales; advertencia que invita a superar el estado de “mero comentarista 2.0”, para no expulsar la instancia de un colectivo vivo y tangible, al museo de la historia.


Nos dice Guattari en su libro “las tres ecologías”: “Pero se tratará de reconstruir literalmente el conjunto de las modalidades del ser-en-grupo. Y no solo mediante “intervenciones” comunicacionales; sino mediante mutaciones existenciales que tienen por objeto la esencia de la subjetividad” (anagrama, pag.20).


Bien. ¿Cómo pensamos esa subjetividad desde la expansión de las redes sociales? ¿Cómo advertimos y construimos ese “ser-en-grupo” bajo un modelo de ciudad cada vez mas despersonalizante y con amplia movilidad de los nadies que transitamos las calles todos los días?


Y sobre todo. ¿Cómo nos damos el tiempo pensado como pausa para convocarnos a lo que llamaría la reflexión-acción, y no tanto al tiempo entendido como consumo pasivo de una vorágine informativa apresurada e innecesaria?


¿Cómo nos pensamos dentro de este fenómeno de anonimato generalizado bajo la tutoría de las grandes corporaciones?


Sin lugar a dudas que el crecimiento exponencial de las redes sociales, y esta permeabilidad de la información en un contacto prácticamente diario, donde hay una “comunidad” habitando el no-lugar de la modernidad, siendo protagonistas en todas partes y en ninguna a la vez, termina siendo un legitimo medio de difusión de informaciones


Pero ¿Qué debemos advertir? ¿Y qué debemos superar para no caer en una mirada romántica de aquel pasado sin tensiones y sin estas tecnologías comunicacionales?


No nos apartamos de los nuevos espacios, porque en última instancia son parte constitutiva de nuestra caótica y efímera mirada del mundo. ¿Por que caótica y efímera? porque es necesario indagarnos, pensar y repensar-nos como sujetos críticos que intentan articular colectivamente un pequeño laboratorio de ideas, disputando la “destemporalización” del tiempo a los nuevos y cada vez mas rápidos, tiempos que corren. Creo que el ayllu se inscribe y da cuenta de esto.


Es imprescindible la disputa por el valor social del tiempo, dislocarlo, quitarle su espesa linealidad para resignifcarlo como construcción de experiencias humanas, sin ataduras ni demoras.


Nos hemos convertido en El diván y la vidriera, el aula y el barrio, el mate, la pausa, el pensamiento, el ayllu busca penetrar nuestras cotidianas reflexiones, y encontrar ese “otro” . Buscamos reflejarnos en ese “otro”.


Analistas y mendigos, laboriosas plumas disonantes, lunáticos cuerpos consagrados al debate.


A veces con humoradas idiotas, otras con invertebradas teorías, analgésicos testimonios de vida. Porque somos esta búsqueda, nos interpelamos con el correr de las letras.


Quedara en nosotros demostrar la urgencia de las palabras.



Las muchas corrientes


buscan un camino


¿hacia dónde?


poema llamado: Moedertaal (Lengua Materna)




Con este humano ser en mí


este gran fuego


quemando en todas partes


los encuentro


Violentas aguas, un torbellino de espesas sienes amaneciendo en la condición reflexiva y caótica de quienes detentan la necesidad de interrogarse.


Somos un espectro de aproximaciones.




Poli





Los fragmentos de poemas pertenecen al poeta surinamés Shrinivāsi, gracias a la traducción de Fernando Fantin, compañero, amigo, para la revista literaria “facundo” de la ciudad de Rosario.


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