lunes, 1 de febrero de 2010

Esa jodida y sistematica costumbre de matarnos...

Es sábado, y podría arrancar como Charly porque tampoco estoy tranquilo ¡y tantos pibes en cana! Nos jugamos a llorar eternamente nuestros lamentos, vamos por el camino tan sureño y tan trágico de la violencia del “más grande”. Jóvenes mediatizados por la cólera que les produce vernos en los medios; pibes indefensos a la suerte de un río caudaloso y perverso. A quién le importa escuchar la suave melodía de los nuevos mundos, si tan solo un par de balas pueden apagarlos. Somos los salvajes “post-modernos”, burgueses irreconciliables con la moral cristiana, reemplazables (claramente reemplazables); somos plazas, sexo y somos también ese dolor cloacal con olor tan urbano. Somos responsables, altamente sospechosos y sinceramente condenables; somos heroicas piezas de barro en abundante lluvia. A quién le importa el veredicto si nuestros jueces son balas apagadas. Nos aguardan tiempos de violencia y más violencia; tiempos corruptos y hombres poderosamente corruptos; nos espera un largo letargo de franela;
Pero tenemos fuerzas…
Porque nos quieren ver educados, formados para el mundo del trabajo, de la producción y de la empresa. ¡Pero qué debate tan actual! Nos quieren formar como “verdaderos ciudadanos” emponzoñados de tanto Sarmiento: “Sarmiento puso en marcha una larga política de Estado que convirtió a la Argentina en el país mas culto del subcontinente” [1]. Nos quieren ver tristes, sumisas figuras de papel legalizado. Y para eso nos corrompen con sus intelectuales, sus verdugos, su axioma de que todo pasado fue mejor y deberás lavarte cien veces la boca para dudar de eso.
Les damos vergüenza, los hacemos “tiritar”[2]. Somos los responsables del atraso, la pobreza y la anomia de la patria. Para las organizaciones internacionales que nos reprueban a diario por salvajes, estatistas o “zurditos”, nuestras mentes son catastróficas, estamos por debajo “de Chile, Uruguay, México, Brasil y Colombia (…) en otras palabras, los discursos cargados de ideologías pseudo-progresista, las polémicas estériles de cuerpos docentes y agrupaciones sindicales, las huelgas, las reiteradas tomas de colegios, los cambios de leyes y la profusión de lamentos sólo sirvieron para estar peor”[3]. Nos culpan de facilistas, degenerados, antropológicamente delincuentes; nos rematan como criminales, nos odian por no ser ni rubios, ni europeos, nos matan chicos, nos están matando.
Somos indignos por no tener exámenes de ingreso, por desconocer a la “patria de los 80”, la misma que 100 años después nos había prometido un plato de comida para todos. Nos odian por no rezarle a la santa iglesia católica, a la estructura evangelizadora, genocida, afectivamente perversa, psicológicamente inhumana, patológicamente enferma; somos demonios, bestias, inundados, ignorantes, vagos, comprables, cromosomas subdesarrollados, imperfectos, inútiles, borrachos, psicópatas, vulnerables, cobardes, desviados, oscuros, macabros, pobres carnes, bocas podridas, mierda…

Sigue la próxima semana…

Por Patricio

[1] ¡Pobre Patria mía!, Aguinis, Marcos, sudamericana, pag. 15
[2] Idem. pag 17.
[3] Idem. Pag 18.

No hay comentarios:

Publicar un comentario