jueves, 31 de enero de 2013

4 años sin Luciano


Hay un hecho concreto: Luciano Arruga falta (nos falta) hace ya 4 años. La trama policial de la violencia, la corrupción y la desidia operando como siempre. Miles de pibes que utilizan para robos, drogas y demás actividades. Miles de pibes a quienes les quitan los sueños, le imponen la oscuridad y la muerte.


¿Qué hace el Estado por Luciano? Nada. ¿Qué hacemos nosotros para que no existan más Lucianos? Poco, muy poco. Ya hace tiempo que nos venimos preguntando como carajo hacer para vivir con estas ausencias, con estos dolores, con estas injusticias y tantas otras. ¿Cuánto más vamos a poder vivir mirando para otro lado?

Los hechos se siguen sucediendo, la trama rosarina del narcotráfico tiene ciertos parecidos con lo de Luciano. Pibes utilizados cual soldados para poner el cuerpo en las disputas por el territorio. ¿Qué hacemos con eso más allá del repudio? ¿Hasta cuándo vamos a permitir que la maldita policía sea la garante de la inseguridad en los barrios? Inseguridad que no replican los grandes medios, dicho sea de paso. ¿Quién habla de la inseguridad de esos pibes estigmatizados? Pibes a los que todavía como sociedad no podemos siquiera garantizarles una paso completo por la escuela, o un plato de comida dos veces por día.

Luciano nos duele, nos duele Julio López, Fuentealba, Chocobar, los pibes rosarinos. Nos duelen porque muestran nuestras miserias, nuestros mayores fracasos como sociedad. Y ya que nos duelen, deberíamos tener (al menos) el coraje de que ese dolor no nos paralice para poder buscar justicia y, de una buena vez, terminar con estas tramas de corrupción.

Sus desapariciones nos interpelan, nos meten el dedo en lo más profundo de nuestro ser y nos recuerdan que el NUNCA MÁS suena inconcluso sin ellos.

A 4 años de la desaparición de Luciano gritamos con todas nuestras fuerzas: “Aparición con vida ya y castigo a los culpables”.

El Infernal

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