lunes, 17 de diciembre de 2012

Tratado sobre las patas y el plato. Breves apuntes sobre el sistema político local



Cada localidad de la provincia de Buenos Aires tiene una dinámica política propia y distintos matices que atender a la hora de llevar adelante algún tipo de análisis. San Pedro no es la excepción a la regla.

Muchos enfoques anclan sus análisis en el sistema político nacional o regional y no hacen foco en las rupturas y continuidades que pueden llegar a existir entre el sistema político nacional y cada sistema político local. Claro, lo micro siempre queda relegado a un segundo plano por su peso específico en la “contienda” democrática.

Por este motivo creo que nos servirá reflexionar sobre la dinámica propia del sistema político local que viene conservando año tras año ciertas estructuras que trascienden a los gobiernos de turno-.

San Pedro es una pequeña localidad bonaerense ubicada en el extremo norte de la provincia, se encuentra emplazada sobre las costas del río Paraná y en una zona intermedia entre la Capital Federal y Rosario. Su economía tiene una matriz poco diversificada en la que prevalece el trabajo agrícola y, en menor medida, todo lo que atiende a servicios. A su vez cuenta con importantes empresas que generan recursos de importancia para la localidad.

El municipio cuenta con casi 900 empleados que se desarrollan en los diferentes sectores que atienden a la administración pública y a los distintos servicios bajo responsabilidad local. Se observa de esta manera un importante peso relativo en lo que atienda la cobertura de los haberes que el municipio debe erogar mes a mes para cumplir con sus obligaciones.

En este sentido, es importante destacar que nuestro municipio históricamente se ha encontrado con serias dificultades para generar “recursos propios” que le permitan hacer frente de una manera armoniosa al cumplimiento de sus necesidades. Vale decir, el municipio depende para llevar adelante obras de envergadura, e incluso para garantizar el ejercicio de la administración diaria, de la coparticipación y los giros que tanto la Nación y la Provincia asignen a nuestra localidad.

Esta condición ha ido generando un marcado “déficit estructural” que no se puede revertir sin un desarrollo sustancial de la matriz productiva y un cambio de paradigma en lo referente a la concepción de la administración pública. Se sabe, cuanto más déficit tenga el municipio, más ardua será la tarea de consolidar una nueva matriz productiva que encuentre la comunión entre los recursos del campo y el desarrollo industrial para el agregado de valor a las materias primas. Sin importar de qué manera, parece que la tarea del funcionario de turno radica en la búsqueda desesperada de asistencia financiera, giros y partidas de la Nación, la Provincia y sus respectivos Bancos (Un claro ejemplo de esto es la última asistencia otorgada por el Banco Provincia de unos 10 millones de pesos).

De esta manera identificamos como uno de los ejes que atraviesa a las últimas administraciones gira en torno a la fenomenal dependencia de la coparticipación y financiamiento provincial que convive con visos de irresponsabilidad y falta de ética pública de los funcionarios de turno a la hora de llevar adelante la administración de recursos. En este sentido, lo preocupa es que no se ataquen de fondo a aquellas cuestiones que han llevado a la administración municipal a esta situación económica. Más bien pareciera que se tiene una mirada de corto plazo, de saneamiento coyuntural, sin atender las necesidades estructurales. Como dijo el poeta: “pan para hoy, hambre para mañana”.

Brevemente observamos el peso sustantivo que tiene el déficit económico en la conformación del sistema político local. Digamos que vivimos en un sistema pasivo, que carece de iniciativa política, la cual queda sujeta a gestiones, decisiones y, por qué no, a humores de funcionarios provinciales o nacionales. Para ser claros, el municipio no puede llevar adelante siquiera una obra de iluminación o repavimentación por sus propios medios, necesita de giros y asistencias.

En un contexto de debilidad estructural en términos presupuestarios, de inflación de personal y de escasa iniciativa política, encontramos que prevalecen en el armado y sostenimiento del sistema ciertos personajes que pululan hace décadas en torno al plato de la política local, manipulando voluntades y administraciones a partir de un peso sustantivo en lo que refiere a la capacidad de presión.

Estos personajes se sirven de un aceitado “aparato” que les permite negociar bancas, candidaturas y puestos administrativos dejando aún menor iniciativa política a gobiernos como el actual que tuvieron que salir a buscar fuera de su estructura a este aparato. En las ocasiones que gobierno y aparato respondieron a las mismas personas por lo general hemos vivido re-elecciones y cierta “calma” en lo que refiere al sistema político local. Pero cuando la administración de gobierno se sienta a negociar con estos personajes para garantizar cierto margen de gobernabilidad el sistema político local se torna en un hibrido en el que es difícil distinguir oficialistas y opositores, más bien se divisa cierta animosidad y habilidad para que todas las patas quepan dentro del mismo plato.

Aunque parcialmente, podemos concluir que contamos en San Pedro con un sistema político invertebrado y débil, con escasa capacidad en lo que refiere a la generación de recursos propios y amplia dependencia de giros y coparticipaciones, un sistema político con escasa o nula iniciativa, con una administración pública poco preparada y deficiente y con la preeminencia de sectores de la política que administran voluntades a favor de oficialismos y oposiciones según crean convenientes a los fines de seguir administrando, sea desde el gobierno sea desde el consejo, las alternativas político, económicas y sociales de nuestra localidad.

Deberemos trabajar mucho, consolidar un cambio cultural que abrigue la participación popular y la preparación colectiva para llevar adelante los cambios que el sistema político local y la población requieren para este momento histórico. Más bien la tarea suena como mandato: consolidar una ética pública, democrática y de participación para re-construir un sistema político local responsable, participativo y popular, para que las patas erróneas salgan del plato que habitan desde hace décadas.

El infernal.

No hay comentarios:

Publicar un comentario