viernes, 9 de noviembre de 2012

Apuntes sobre el #8N.


Las movilizaciones masivas suelen ser un buen síntoma sobre el estado actual de un régimen democrático. Quizás, entre otras cuestiones, esto sea lo mas destacable de la mítica movilización del #8N.  La manifestación puede leerse de variadas maneras, lo que no pone en tela de juicio es la libertad absoluta con la que  una parte de la población, minoritaria por cierto, puede alzar su voz en contra del gobierno hilvanando una serie de demandas tan heterogéneas como disímiles.

La cobertura mediática opositora  demostró que estos agentes siguen teniendo expectativas desmedidas en movimientos como los de anoche. Mientras que la cobertura “oficiosa” u oficial trata de establecer un contacto directo con los manifestantes para que estos se muestren tal cual son y así se puedan desenmascarar los verdaderos intereses que se están poniendo en juego en la disputa política actual, los medios opositores hacen hincapié en un descontento generalizado y desmedido. De lo que no quedan dudas, es que la política sigue siendo una continua disputa por el sentido de las cosas. Las acciones en si mismas, parecieran no tener una significación literal, sino que todo se juega en el orden del sentido, tanto de parte del gobierno como de las corporaciones mediáticas.

El #9N amaneció con sabor a que todo sigue igual. Pareciera que el panorama político no se movió  demasiado luego de la movilización. ¿Debería haberse trastocado algo del panorama político actual? Pareciera que la efectividad de la marcha así lo requería. Lo cierto es que el gobierno deberá tomar nota de algunas demandas que pueden ser presentadas como validas (Inseguridad, corrupción, suba del mínimo no imponible) mientras que otras cuestiones parecieran licuarse dentro del conglomerado de demandas que circularon y circulan entre los manifestantes anti-kirchneristas.  Ahora bien, todo este movimiento abstracto de cuestiones y demandas muestran que entre el #7S y este #8N hay cosas que son incapaces de articularse entre si y generar una cadena equivalencial de demandas que las incluyan. Lo central en esta falta de articulación es la incapacidad de parte de algún partido o movimiento opositor de poder capitalizar todo ese movimiento, articularlo y resignificarlo para poder producir una identificación entre ellas. El kirchnerismo es un espacio politico muy heterogéneo compuesto por distintos sectores sociales de tintes ideológicos diversos, pero que a lo largo del tiempo logró articular una serie de demandas y capitalizarlas para poder producir dentro de toda esa dispersión ideológica, una identificación.  La oposición parece que esta como ausente. Seguramente el sistema democrático se vería mas fortalecido si se pudiese capitalizar políticamente esos movimientos minoritarios en proyectos o programas de gobierno. Mientras tanto, el kirchnerismo lidera casi en soledad y dando la batalla contra los medios hegemónicos.

Anoche se pudo ver a sectores sociales medios y medios altos reclamar por cosas disimiles y hasta contradictorias. Lo que no se puede dejar pasar de soslayo es que se vislumbra un movimiento profundamente antidemocrático, destituyente  cuya capacidad de tolerancia tiende a cero. Estos son los sectores que ideológicamente suelen estar parados en la vereda de enfrente al gobierno  y cuya distancia ideológica resulta insalvable. De esos, no debemos preocuparnos.  Son los que insultan, los que hablan de respetar las instituciones pero piden que se vaya la yegua. Son los que en plaza andan por las veredas,  porque ni siquiera alguna vez anduvieron por el barro, ese barro que es propio  de los de abajo, de los que siempre pierden, de los excluidos y marginados que, dicho sea de paso, están ausentes en las demandas de estos sectores. En esa plaza donde donde algunos  se arremangaron y pusieron las patas en la fuente, otros ni siquiera pisan el pasto.   De los que se debería tomar notas, es de aquellos sectores que estarían  política e ideológicamente más cerca del gobierno y que la distancia que los separa de los recién descriptos parecería  ser abismal. El gobierno tiene ahí un desafío para poder capitalizar a esos sectores. Son los  que se movilizan junto a Pando, Macri, Bullrich y con quienes nada tienen para decirse.

Cada cual atiende su juego. Cada uno sabrá posicionarse con respecto al #8N. Mientras tanto, el gobierno sigue teniendo su fortaleza en la incapacidad de parte de la oposición de construir proyectos alternativos viables que no representen una vuelta al pasado que aun hoy nos sigue doliendo. La semana seguirá con la agenda mediática enfocada en el #8N, mientras tanto, otra fecha clave se asoma, el #7D. A simple vista pareciera que se instalará como un día histórico y trascendente. Nada esta dicho. Todo esta en continua disputa. Al fin y al cabo, la política no es  un juego de suma cero.

                                                            Augusto Constantin

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