sábado, 26 de mayo de 2012

Política y humores. Breves apuntes sobre el escenario político-comunicacional.


Mucho se habla de la política de comunicación que viene tejiendo el Kirchnerismo durante estos 9 años que transcurrieron desde 2003. Su estética vertical anuda un lazo que une, sin intermediarios, la palabra presidencial (en tanto palabra oficial y “verdadera”) con lo que llamaremos opinión pública.

Es a partir de la palabra de CFK que se comienzan a configurar realidades, interpretaciones y posicionamientos. Sólo a partir de ella. Como si todo el espectro político necesitara de su voz para saber cómo jugar las piezas en este complejo tablero de ajedrez que resulta la política nacional.

Bajo este panorama se nos presentan por un lado, el discurso oficial, por el otro, la interpretación de la oposición político-comunicacional y, en un tercer plano, un complejo y diverso entramado de “terceras posiciones” que intentan subir al escenario comunicativo integral y así disputar sentido común.

El entramado comunicativo es puesto a prueba a diario y desde allí los aparatos se lanzan a una batalla diaria por acumular poder y voluntades. A través de un recorrido histórico-temporal intentaremos presentar dos momentos de clara tensión beligerante entre las “partes comunicativas” y un tercer momento que escenifique la constante disputa por el sentido común y su influencia en el ámbito de la política y de lo político. Para facilitar las cosas llamaremos a los tres momentos de la siguiente manera: 1) Inaugural, 2) Quiebre y 3) Actual(i).

1) Momento inaugural:

Situamos en el año 2008 al momento inaugural no porque recién en ese año hubiéramos descubierto las tensiones constantes que existen en el plano político-económico-comunicativo entre los factores de poder y el Estado, sino porque durante ese año, como nunca antes de forma tan clara, dos importantes actores se subieron al ring para prácticar un lápidario pugilismo comunicacional.
La tensión se percibía en el aire, mensajes cruzados, violencia lingúistica y el miedo como disciplinador. Díficil aventurar un veredicto final de esa disputa, pero creemos que el conflicto por la 125 dejó como resultado, en el plano estrictamente comunicacional, la sensación de un empate. Por un lado, la oligarquía terrateniente pudo instalarse de cara a la opinión pública como “el campo” lo que se tradujo en un importante apoyo cívico-comunicacional que inclinó la balanza a favor del voto “no positivo” de Cobos y la consecuente imposibilidad de aumentar retenciones.

Por otro lado, durante el mismo conflicto, la intelectualidad reunida en torno al espacio denominado “Carta Abierta” pudo imponer en el tapete el concepto de “clima destituyente” en relación a las medidas llevadas adelante por los popes terratenientes y sectores aliados (entre ellos los grandes medios). Este concepto cruzó a la población casi en su totalidad, traduciéndose en la adhesión de multisectoriales en defensa de la institucionalidad y del gobierno Kirchnerista.

2008 entonces nos deja ante un escenario de empate comunicacional, en dónde se pueden observar, como nunca antes, 2 poderes políticos-económicos-comunicacionales-culturales en clara disputa por el poder real y simbólico en nuestro país.

2) Momento de quiebre:

Entendemos que los festejos por la conmemoración del aniversario nº 200 de la Revolución de Mayo se convirtieron en un quiebre estructural en términos de opinión pública. Durante casi una semana, miles y miles de personas se lanzaron hacia lo duro y libertario del asfalto para inundar de festejos las esfera de lo público. Lo que varios periodistas y personajes auguraban como “Caos” terminó por transformarse en una fiesta popular con aristas profundas para analizar, entre ellas, la posibilidad de confluir en una multitudinaria concentración sin hegemonía de “aparatos” y a pesar de mensajes periodísticos tremendistas y editoriales de pomposo gorilismo (véase http://www.perfil.com/contenidos/2010/05/22/noticia_0042.html).

En este escenario el gobierno encuentra en CFK a su principal voz, enarbolando de esta manera un mensaje directo (en cadena nacional) a la población, sin intermediarios. No hay conferencias, sólo el mensaje de la presidenta consolidando una ficción (¿Ficción?) de una comunicación directa que salta la mediación y se convierte en la palabra en torno a la cual giran los astros de la política nacional en particular y la opinión pública en general.

Intentando cercenar este espacio de comunicación directa aparecen aquellos que dicen “querer preguntar”. Auguran que ante la pregunta y la re-pregunta el discurso oficial se desmoronaría como castillo de naipes. Difícil de creer, sobre todo por el nivel de las preguntas que tienen preparadas (véase la pregunta de Fernando “Tito Puchulú” Bravo en el programa de Lanata).



3) Momento actual:

Durante las últimas semanas la disputa comunicacional (que deviene en esencia política y económica) giro en torno a dólares Blue, contados con liqui, minicorridas cambiarias y cotizaciones esquizofrénicas. La novedad resulta ser que, al menos por ahora, el gobierno no puede encontrar un mensaje claro para saltar la encrucijada política-económico-comunicacional que le proponen los grupos dominantes. Veremos cómo continúa la cuestión durante las próximas semanas. Lo único que podemos asegurar desde este espacio es que la disputa jamás se va a dar por clausurada, tan sólo modificará sus formas. Los unos intentarán darle sentido a las medidas restrictivas respecto a la fuga de divisas, compra de dólares en negro y los otros estarán pensando en cómo seguir cercenando la aprobación popular del gobierno y continuarán buscando cuál será el próximo dólar blue por instalar.

La disputa es diaria, no da tregua. La política es gestión, proyectos, disputa, ideología, pasión. También es comunicación y en su eficacia anida la posibilidad de influir en los humores de la población. En eso andan los poderes en pugna.


El Infernal

(i)  Deberíamos agregar la disputa por la Ley de Medios. Quizás ahondemos en futuras intervenciones.

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