miércoles, 7 de diciembre de 2011

¿Y vos? ¿Qué haces con esa brisa?




El 2001 está muy cerca en términos históricos. Su brisa todavía se siente en el rostro de la joven democracia argentina. Fue un punto de inflexión, en donde el ¡ya basta¡ se hizo eco en una masa anónima que no dudó en poner el cuerpo en lo duro del asfalto. Estado de sitio, milicos con luz verde para reprimir y asesinar, políticos desquiciados, bancos fugando depósitos, ciudadanos en estado de rebeldía hartos de la desidia hipócrita de los verdugos de siempre.
Los mismos fusiles, los que matan a Walsh y los que reprimen en diciembre de 2001, los mismos apellidos, los Weber apuntando a la cien de los nadies . Es el mismo fusil que se carga de odio y descomprime su ira contra los rostros jóvenes y curtidos que muestra a la sociedad en ebullición.
Desde las conquistas de supuestos desiertos, pasando por Patagonias trágicas, bombardeos, hasta botas nefastas cargadas de odio y rencor, la línea de sangre va surcando la argentina moderna, destruye generaciones, consolida relatos y des-estructura experiencias colectivas; 2001 intentó borrarse vía represión y sangre, pero el poder de esa marea humana resistiendo no permitió que eso sucediera.

Pensar diez años vista al 2001 no es tarea sencilla, dado que la mayor parte de sus potencialidades se ahogaron vía institucionalización pejotista. El fracaso de las izquierdas y sus expresiones piqueteras para consolidarse como alternativa de poder, la decadencia de la UCR y el agotamiento de las instancias de democracia directa y su expresión asamblearia, terminaron allanando el camino para que los políticos que no hicieron caso al agotamiento ciudadano, con el discurso del “orden”, se queden para manejar los hilos de lo poco que quedaba en pie del Estado menemista-aliancista.
Claro, la apelación al “orden” históricamente nos dejó bien cerca de expresiones de violencia e intolerancia y quienes apelaron a ese discurso lo hicieron a fuerza de fuego. La experiencia duhaldista no fue la excepción. El pueblo recuerda a los Kosteki y los Santillán. Miles de desocupados castigados por el reviente económico, político y social cargando con el peso de la inédito estado de putrefacción nacional.

Pasaron 10 años, ¿que pasó con esos vientos libertarios de 2001? ¿Y porque los movimientos piqueteros no pudieron constituirse como alternativa de poder? ¿Y qué quedó del espíritu asambleario? ¿Cuánto hay de 2001 en eso de “la recuperación de la política”? ¿Cómo nos duelen hoy los 33 muertos? ¿y que hacemos con eso? El argentinazo no fue en vano, es el punto disruptivo de una sociedad que no se terminó de animar a más, pero que marcó el límite de la decadencia. ¿y a vos que te pasa con esos 33 y con el argentinazo? ¿Qué haces con esa brisa?

El infernal

1 comentario:

  1. Pasados esos 10 años nos vemos frente a un desarrollo de la militancia política que se encuentra mucho más comprometida que en años anteriores. Esto se ve reflejado, por ejemplo, en la lucha de los docentes contra el nuevo estatuto docente y la eliminación de las juntas de clasificación; si bien no es la misma lucha setentista por el boleto estudiantil que tanto caracterizó a las agrupaciones de aquella época, creo en mi opinión, que de cierta manera el 2001 es ese punto de quiebre, en el que la sociedad (o parte de ella) se vio afectada y decidió tomar cartas en el asunto, ser participe del cambio. Es una lástima que la participación dependa o implique una crisis que nos afecte a todos y que no haya participación por motus propio, por el simple hecho de querer hacer el cambio.

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