miércoles, 11 de mayo de 2011

Apuntes críticos: entre rupturas y nuevas significaciones democráticas.



El destello disruptivo que significó 2001 en un sentido estructural, en tanto crisis de un determinado sistema de dominación política, puso en el escenario la necesidad imperiosa de trascender la lógica del “no te metas” y presentó en la escena pública un cuerpo nuevo, sufrido y batallador, que decidía, en un grito colectivo, asumir la tarea de una nueva construcción.

Si bien este grito no pudo, en términos de superación sistémica, plantear una alternativa de gobierno, si creemos que sentó las bases de un nuevo tipo de sociedad que se fue aglutinando, con el correr de los años, en derredor de un nuevo tipo de democracia que fue recuperando y re-construyendo nuevas “ficciones orientadoras”, que colocaron al conglomerado Kirchnerista en situación hegemónica de cara a su partido y, por el momento, de cara a la conducción política de la sociedad.

Hoy vivimos un momento importante de la democracia, todo está en cuestión: rentas extraordinarias, la comunicación, los libros, los medios, los periodistas, la burocracia, el sindicalismo, las patotas, pueblos originarios, seguridad democrática, prepagas, y varios etcéteras que el lector sabrá agregar. A partir de esto, uno podría percibir, la potencialidad democrática de cara a estos debates y de cara a la posibilidad, concreta, de que ésta asuma nuevas significaciones y nuevas formas de contención.

La construcción democrática no es algo que nos venga dado de antemano, sino que es mas bien algo por construir, algo dinámico e inconcluso que nos interpela como individuos de cara a una construcción colectiva (esperemos que) superadora.

En este sentido, el escenario actual se presenta como uno de suma importancia de cara a la concreción de una sociedad mucho más justa, no porque lo alcanzado hasta el momento fuera suficiente o de tinte revolucionario, sino más bien, porque el post 2001 marcó para la sociedad argentina un piso a partir del cual pensar un despegue, una maduración.

Ese piso encontró su eje en la resistencia cultural, a partir de la cual se fueron agrietando los cimientos de un modelo de dominación exclusivo-excluyente (aún presente en muchos ámbitos) y se fueron conformando nuevas dimensiones de construcción colectiva, de poder popular.

Creemos que no se debe subestimar el momento actual. Se está ante la posibilidad de construir un potente poder popular que, recuperando las banderas de 2001, se plante ante los poderes fácticos para disputar esa hegemonía. Las preguntas que surgen no son de simple respuesta y quizás sean el nudo de la cuestión:

¿Es el PJ quién va a favorecer la construcción de poder popular? ¿Se podrá pensar en nuevas conciencias obreras con la actual estructura sindical? ¿Se apoya a este gobierno como un piso? ¿Qué posición tomar ante la coyuntura actual (que está tan cerca de consolidar nuevas perspectivas como de acercarnos a restauraciones conservadoras)? ¿Hay que poner la mirada en 2015? ¿Por dentro o por fuera del peronismo? ¿Qué rol asumir de cara a las nuevas perspectivas comunicacionales? ¿Cómo disputar el sentido? ¿Contra quién/es? ¿Para qué? ¿Para quienes? ¿A que precio? ¿Con qué alianzas? ¿Desde que perspectiva regional? ¿Con qué esperanzas? ¿Para enfrentar a quién? ¿Qué empresariado? ¿Qué productor agrario? ¿Minería sí/no? ¿Qué minería? ¿Qué transporte? ¿Qué burocracia? ¿Qué literatura? ¿Qué intelectuales?... al fin y al cabo: para construir ¿Qué PAÍS?

Sin duda, la tarea es ardua. Los desafíos grandes. Las dificultades otro tanto. Creemos que este escenario, cruzado por rupturas y nuevas significaciones democráticas, ayudará en la consolidación de una nueva Argentina, más justa y democrática. Para ello, el torrente de la construcción colectiva deberá darle sentido a esa efervescencia dinámica, inconclusa y colectiva que llamamos "democracia".

El apuntador

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