lunes, 18 de abril de 2011

Entre Zonceras y Proyecto Sures…

Quiera el pueblo Votar:

Pero cuando el pueblo vota, como no vota científicamente, están todos de acuerdo en que vota mal porque no está suficientemente educado, y el resultado es que aún los mismos científicos que se aferran a lo de quiera el pueblo votar, terminan por coincidir con los menos científicos de la oligarquía que quieren conservar el poder, aunque no digan esto por poco científico.

No lo dicen, hacen. Y así ocurrió frente al yrigoyenismo y frente al peronismo, porque el juicio sobre la capacidad popular fue el mismo y será siempre: "no está suficientemente educado", es sólo "alpargatas" o "aluvión", en cuanto expresa el pueblo argentino de la realidad y no lo que corresponde al pueblo argentino de la imagen científica. La reacción sigue siendo la misma de los rivadavianos y el fundamento básico el mismo: civilización y barbarie (Arturo Jauretche –Manual de Zonzeras Argentinas).

Más allá del lamentable comentario de Pino sobre la relación entre voto y "nivel cultural"(?), la intención de este breve artículo es hacer algunas consideraciones sobre las disyuntivas que se le presentan a Proyecto Sur de cara a las próximas elecciones.

Proyecto Sur tuvo una gran performance en las elecciones de 2007 presentándose como alternativa al macrismo, a opositores rancios y al oficialismo Kirchnerista. Desde un discurso sumamente valioso en defensa del patrimonio público enamoró (?) a bastos sectores de la clase media y pudo, si no disputar, obtener una importante cantidad de votos en la capital federal. Lo que, a priori, lo catapultaba a un escenario nacional en el cual podría llegar a disputar poder.

En la Argentina reciente, el conflicto por la “125” caló hondo tanto en el oficialismo como en las distintas fuerzas. Proyecto Sur, al no poder consolidar su postura de retenciones móviles segmentadas, optó por bajarse de su propuesta y no dudó en levantar la mano a la par de los sectores más conservadores. Una parábola que lo acercó a aquellos grupos con los que, al menos discursivamente, confrontaba.

Ejemplos como este: muchos. Los últimos 2 años y medio no han dejado al partido bien parado en términos legislativos. Algo a su favor: son una fuerza minoritaria y para llevar adelante políticas necesitan de alianzas. Claro, nadie hubiera dicho que las encontraría en el “grupo A”.

La luna de miel se fue terminando y Proyecto Sur se encuentra entre la disyuntiva de consolidar su estructura a nivel nacional (para lo cuál sería importante la candidatura a Presidente de Solanas) o disputar (?) nuevamente la ciudad para seguir consolidándose en aquel escenario en el que ya consiguió buenos resultados.

Uno desearía que se resuelva cuanto antes y que Proyecto Sur recupere su discurso y, sobre todo, ciertas acciones que le permitan ser una oposición razonable y, por qué no, profundizar la labor legislativa y condicionar al gobierno nacional, en el sentido político (y bueno) del término.

Si esto no se concreta, hay que reconocerles, habrán hecho un sustancial aporte a la consolidación del bipartidismo nacional.

Por respeto a lo qué representó, aunque sea efímeramente, y por una cuestión estricta de supervivencia partidaria: ¡ya basta de zonceras!

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