1945: El retorno fundacional
Nada mejor que una imagen para intentar elucubrar algunas consideraciones sobre los sucesos del 17 de octubre de 1945. La fotografía elegida es aquella que retrata a una multitud anónima que se da cita en
La imagen del 17 nos muestra rostros expectantes, cuerpos tiesos y deambulantes que habitan el espacio público. Algunos se encuentran parados, otros con sus patas en la fuente. De fondo la casa de gobierno que mira como sabiendo que será testigo de un nuevo hito en la historia política y social de
La fotografía resuena en la historia como sentencia, miles y miles de obreros se congregan en
Así lo heterogéneo irrumpe en unidad, para transformarse en demanda y en originalidad, en deseo y esperanza. No se pide sólo por el retorno de un hombre, sino también, por el retorno de una determinada situación que él encarnó desde su cargo antes de ser confinado a la isla Martín García.[1]
Una página de la historia que se va completando al calor de la movilización y la unidad de la fuerza, es la emergencia novedosa de aquel que será sujeto y que brega por un líder que sea, a la vez, voz y mando. O mejor, es el subsuelo de la patria sublevado[2] que viene a confirmar ya no sólo su existencia, sino también la consolidación de una voz, que ahora es grito e irrumpe en el escenario público como un otro, que era negado, y que, posteriormente, será temido e intentará ser desaparecido.
La imagen nos muestra una masa que intentará, a partir de su figura heterogénea, apelar a un pasado que la dignifica, para poder confluir en un presente que devenga futuro, y le permita imponer su voz. Es aquello que se fue resignificando en lo que será, es el sentimiento anónimo de una masa sudorosa[3] que se transforma en experiencia colectiva.
Scalabrini Ortiz[4], con su casi poética descripción, es quien mejor nos presenta la fisonomía de aquella irrupción. Es el subsuelo que deja su anonimato y hace pie en una Plaza que, habitada, lo transforma en sentencia, en aquello que, a pesar de su heterogeneidad, será sustrato de una nueva idiosincrasia[5]. Es el subsuelo que se subleva pidiendo el retorno de aquel que les había dado voz.
Tras el retorno del hombre, un discurso que reafirmará el retorno de una situación. El coronel Perón se planta ante la masa y se funde en ella, camina a su lado y se pierde en su multitud. Da forma al mito del retorno. Les habla a la vez, como líder y trabajador, anuda un lazo espiritual, simbólico e incluso personal con aquella masa sudorosa. Le habla a un sujeto emergente a quién interpreta como el renacimiento de una conciencia de trabajadores[6]. Ya no es el secretario de Trabajo y Previsión quién habla, ahora es el líder el que se impone ante el sujeto emergente y consolida un vínculo estrecho entre hombres y lenguajes, transformándose en nombre y voz de aquello hasta ese entonces innominado.
Una imagen y un retorno, fiel reflejo de la historia peronista por venir. Discursos e interpretaciones, retorno y originalidad, antes y ahora, pasado, presente y futuro fundidos en el reflejo interminable de una fotografía que permanecerá en la retina de la historia política nacional.
Por Florencia, Ramón e Ignacio.
Próximamente la entrega nº III
[1] Nahmías, Jack: Op.cit.
[2] SCALABRINI ORTIZ, Raúl: El subsuelo de la patria sublevado.
[3] Perón J. D., Discursos. En: http://www.elortiba.org/17oct45.html (discurso 17 de octubre de 1945 en Plaza de Mayo tras su liberación).
[4] SCALABRINI ORTIZ, Raúl: Op. cit.
[5] SCALABRINI ORTIZ, Raúl: Op. cit.
[6] Perón: Op. cit.
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