lunes, 4 de octubre de 2010

AL LADO DEL CAMINO.

Mientras escribo estas líneas, minuto a minuto, como una clepsidra parada sobre el atardecer del puente, se van cumpliendo los 30 días de corte de la autopista más importante del país por parte de los trabajadores de la empresa metalúrgica de Paraná Metal ubicada en la localidad de villa constitución.

Más de un año y medio de lucha. Hablamos de los mismos trabajadores que vieron morir a su compañero Carlos Santillán por aplastamiento 5 meses después de que se produjeran las muertes de Dianda y Correa al estallar un horno en la vecina Acindar, en 2008. Este hecho implicó la ruptura de las dos alas mas importantes de la UOM de villa constitución personalizadas, por un lado, en Piccinini (importante dirigente del “villazo”) y Actis , la actual dirigencia del sindicato y , por el otro, en Paulón. Ambas alas responsables de la desidia patronal que se cobro la muerte de estos laburantes y que hoy dirigen el proceso de lucha de Paraná Metal .

No hablamos solo de un corte de ruta. El conflicto de Paraná Metal nos obliga a repasar una historia que conmueve, estimula y a la vez nos resulta tan lejana. Porque villa constitución fue uno de los tantos epicentros, de los tantos “azos” que estallaron allá por el 74, cuando 12 mil personas se concentraban en la plaza de villa constitución, después de épicas tomas de fabrica y movilización popular. Nos obliga a no olvidar las muertes obreras, como tampoco la potencial vitalidad de pelear por las fuentes de trabajo. Y en este sentido, el tiempo deja de ser tan cronológico, porque los anhelos de un pasado heroico aparecen, se instalan, vienen a confundirnos, a olvidar el presente. Claro, no hay que ser ingenuos, no hablamos de un nuevo “villazo”. El tiempo deja de ser lineal, porque el tiempo de lucha se instala en la retina de todos los que sostienen el corte. El tiempo de lucha inscribe todos los tiempos, los de cada familia, con sus demoras, con sus apuros, con sus tensiones que no suturan ni con el calor de la tarde al costado del camino. Pero en el tiempo de lucha, siempre se llega a tiempo.

Es domingo, uno de los primeros desde que se tomo la decisión. Hay consenso. Se escuchan bocinazos seguidos del clásico “fuerza compañeros”. Algunos nos insultan, por “estudiantes vagos”, y a los pocos metros alzan su brazo en apoyo a los trabajadores. Quizás no comprendan que es domingo y no se cursa, y que si estamos ahí es porque nos solidarizamos con ellos.

Ya es sábado, pasaron ya varios días, y las negociaciones siguen trabadas. Intervienen las tres partes: el ministerio de trabajo, la empresa y los trabajadores. La propuesta patronal sigue siendo la misma: tomar 300, y con el resto generar un sistema de suspensiones rotativas durante un tiempo corto hasta que finalmente se vayan. Se rechaza. Hay puntos que no cierran. ¿Cómo serian los turnos rotativos? ¿Por cuánto tiempo? ¿Qué porcentaje de salarios se van a manejar? ¿Sigue el mismo propietario?. No son preguntas menores. El Estado lanza una nueva oferta, con las mismas características, solo que se responsabiliza en garantizar el pago necesario para llevar el salario a otro nivel. Pero seguimos hablando del mismo sistema: 300 fijos, 600 que rotan sin mayores garantías.

Llegamos a viernes, una semana más, y en una nueva reunión de negociación, la empresa se ausenta. Estalla la bronca en las bases. Se convoca una asamblea y se decide el corte total, inclusive los caminos alternativos para evadir la autopista, por tiempo indeterminado, sumado para el día sábado a la tarde, un bloqueo al casino que está en la entrada de Rosario.

Y acá estamos. Somos bastantes. Hay partidos de izquierda y estudiantes pero el bloqueo no se puede hacer total. El gigante de cemento y luces tiene varias entradas. ¿Y por que al casino? porque es el mismo dueño que Paraná Metal: Cristóbal López. Un empresario muy cercano al Kirchnerismo, dueño de otros tantos reductos del derroche y el juego. Las consignas son claras: críticas a CFK y su empresariado amigo. Pero no es la primera vez que estalla la bronca. Hace días atrás la presidenta llega al casino invitada a una cena aniversario de una cámara empresarial. Claro, para llegar a rosario, hay que saltear el corte. La velada es en el templo de Cristóbal López, su casino. Suena a provocación. La bronca se acumula.

Hoy es un nuevo viernes, día 30. El corte se flexibiliza. La negociación continua.

Repaso un poco, y recuerdo la llegada de una delegación de la FUBA al corte. Sigo recordando y encuentro a laburantes de Paraná Metal hablando en las facultades de Psicología, Política y Humanidades de rosario, juntos a los estudiantes. Hago un esfuerzo más y recuerdo a una pieza fundamental de la lucha: la organización de una comisión de mujeres. Fundamental. Las escucho, las veo pasar con el fondo de huelga. Emociona. Contagia. Insisto en recordar y los veo con una gran bandera en la multitudinaria marcha en un nuevo aniversario de la Noche de los Lápices, y una delegación se traslada a rosario para marchar juntos a los obreros de Cotar, donde también hay despidos y aprietes patronales.

A mí entender, hay tres elementos para comprender el curso del conflicto en Paraná metal: las promesas incumplidas del gobierno; la capacidad/incapacidad sindical para controlarlo y la capacidad mediática para criminalizar la protesta.

Del primero se desprende la inconsistencia del proyecto político K, por un lado, como significante de liberación frente a los oscuros y “despolitizados” años 90 y sus históricos poderes corporativos; y por el otro como el alma racional y contenedora del poder estatal que sabe que Paraná Metal es un mal negocio, de maquinarias obsoletas a metros de la moderna Acindar, y que desde el punto de vista capitalista, a nadie le conviene, y que su empresariado presiona y presionará para sellarla. En esta inconsistencia gana el poder del capital (que nadie combate, aunque siga siendo estrofa del peronismo), porque el gobierno no va a avanzar en el triunfo de los trabajadores, y prefiere dilatar la lucha, sin grandes costos políticos y esperar que la ciudad de Villa pueda absorber 900 fuentes de trabajo o que estas se acomoden en los cinturones periféricos de las míseras ciudades ensanchando las filas de desocupados. Paso con la autopartista de Malhe, en rosario, y con otras tantas. Lo que Badieu llamó al hablar del Partido Socialista francés, mientras era gobierno en 1983: “navega a la vista entre su color cultural emancipador y su función estatal de adhesión a las necesidades del capital" ("¿Se puede pensar la política?", A. Badieu). Pero no podemos dejar de mencionar el rol del gobierno provincial, tan patético como indignante, declarando que el corte empieza a molestar, poniéndose del lado de la ciudadanía más reaccionaria, después de haber usado las cámaras para contar el apoyo en recursos que estaba haciendo este "falso socialismo" para sostener la medida.

Del segundo elemento se percibe la compleja disputa sindical y la falta de un plan de lucha concreto, dada las trabas de jurisdicción entre la UOM de villa y la UOM a nivel nacional, rifadas entre las dos centrales de trabajadores. La CTA en un debate interno acerca de su propia conducción solo aspiró a jornadas de lucha en plena campaña electoralista que poco resultado tuvieron para la correlación de fuerza del conflicto. Y la CGT, pata fiel del gobierno nacional, no tiene necesidad de mencionar lo que pasa. Del otro lado de las centrales, partidos fragmentados de izquierda, sin demasiado peso, fogueando procesos desde las fronteras entre la ficción y lo real del movimiento obrero y su liberación.

El tercer elemento: la clásica criminalización de los medios de comunicación, vaciando de contenido la necesidad de la protesta, convirtiendo la lucha en simple obstáculo para la libre circulación de autos; cosificando las medidas a meras molestas interrupciones del tránsito, creando en sectores medios altamente influenciables y reaccionarios, la sensación de una guerra entre clases sociales: las que “trabajan y pagan sus impuestos” contra las que “viven cortando rutas, pidiendo y viviendo de las dadivas del Estado”.

Decía al comienzo que estas líneas representan un poco la llegada a los 30 días de corte de autopista. Los hechos van muy rápidos, y seguramente esta pequeña reflexión a partir de ahora este totalmente desactualizada. Es que llegan las primeras noticias de que se ha aceptado el acuerdo. Aun sabemos poco, quedara en la responsabilidad de todos seguir el desenlace.

Desde acá, todo el apoyo a las y los obreros de Paraná metal, y a todos los que luchan por su fuente de trabajo.

Poli.

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