viernes, 16 de abril de 2010

El que corta el bacalao.

Desde el pasado diciembre asistimos a un fenómeno de encarecimiento de bienes de consumo básico. Se podrá tener sutileza y hablar de "reajuste" o "tensión" en los precios. Se podrá ser catastrofista y hablar ya de una "espiral inflacionaria". Ante las dos posiciones estaríamos en falta: ni hay un reacomodo mínimo, ni ingresamos en una espiral. Estas versiones que, son sostenidas por los medios hegemónicos y el gobierno, buscan generar un clima de opinión. Sinceramente me da bronca, no encuentro otro sentimiento para describir la postura que tengo frente a estos argumentos, que son a las claras, una falacia.
Como cuando Marx criticase a la Economía Burguesa la falta de historicidad y su pretensión de presentarse cual ciencia y conocimiento eterno, hoy estamos nuevamente frente a academicistas y periodistas que no dan cuenta del principal factor de los fenómenos económicos: lo político. En la expresión de los hechos económicos está presente, no solo en el trasfondo sino en primera plana muchas veces, la cuestión política-social. Y esto es precisamente lo que callan los “expertos” y sus acólitos. Resulta ejemplificador cuando traemos a discusión la cuestión de la "Inflación".

Discutir el fenómeno
Para definir escuetamente la noción de inflación quisiera mencionar dos artículos que se resultan bastante ilustrativos.
En primer lugar hay una página donde hay una síntesis clarísima, escueta y correcta de las teorizaciones que se manejan en Economía sobre el fenómeno inflacionario. Lo piola del artículo es la asociación entre la teoría de inflación y los actores de esa teoría en el escenario político actual (O por lo menos los actores que, no del todo errado, cree ver el autor del artículo).
En segundo lugar está el artículo en Página 12, de Martín Schorr y Daniel Azpiazu, donde se deja asentado las 4 facetas de la Inflación; cuál es su relación con la estructura social, y a que sector del Capital responden determinados intereses. Sinceramente está muy bueno el artículo.
Pasando en limpio, y retomando la noción hegemónica, la inflación es un fenómeno que se produce por un desfasaje entre la producción de un bien y su demanda, cuando esta última se incrementa y la primera no logra abastecer tal aumento. Descripción que circunscribe intencionalmente el hecho a la esfera económica. La dinámica de la descripción se apoya en que los actores económicos (para el caso los consumidores, específicamente los sectores populares de la población) emplean la totalidad de sus ingresos en adquirir alimentos y bienes de consumo inmediatos.
Desde esta explicación la inflación actual tendría una explicación de carácter estructural. Por ejemplo; el incremento de más de 25% que ha tenido –solamente entre diciembre y enero- la carne (pongo como ejemplo este bien ya que ha funcionado como punta de lanza para el aumento generalizado del resto de los componentes de la canasta básica alimentaria), sería explicado porque:
a) ha crecido la demanda en 25% o más (es decir hay un sector de la población que dispone de bastante más dinero para demandar mucha más carne);
b) la producción de carne ha caído más de 20% SOLAMENTE en diciembre y la demanda se ha mantenido constante.
c) todas las anteriores.


Todo precio es político: la responsabilidad de los formadores de precio
Asistimos desde hace años a una completa autonomización de lo financiero respecto de la producción -economía real-.
La progresión del movimiento en la esfera financiera de la economía -la parte intangible, el precio, lo virtual- ha llevado a un fenómeno de ombliguismo y aceleración de sí, independientemente de los procesos de cambio de la producción-economía real.
Tal vez pensar la disociación como autonomización sea quedarse corto. Las velocidades de los cambios en y entre las dos esferas compositivas de “Lo Económico” no se condicen para nada. Allí reside precisamente el punto fuerte de la cuestión. Esta gran cintura con la que cuenta el sector virtual de la economía es lo que le permite, entre otras cosas, decretar que hoy o mañana un precio se remarque de acuerdo a gusto y piacere.
Retomando la cuestión de la carne, con esta nueva dimensión resulta lógico que en cuestión de días haya sido imposible una caída en la producción del 25% de vacas. Tampoco ha habido una inyección de liquidez del 25% hacia los sectores populares en ese periodo. Es decir que estructuralmente hablando no ha habido un desfasaje tal que justifique remarcar en 25% el precio. Hay algo que no cierra: precisamente la explicación estrictamente economicista de la inflación.
¿Qué es lo que efectivamente sucede cuando hay inflación, cuando el sector virtual hegemoniza el fenómeno económico? Un fragmento de clase logra socialmente imponer un proyecto sobre el bloque de poder dominante. El sector del Capital que representa a los formadores de precios, a los que trabajan y lucran desde lo virtual de esta economía autonomizada.
La imposición de un proyecto como este necesita de legitimidad para sostenerse. ¿Cómo es que se construye dicha legitimidad? ¿Dónde es que se construye? Se construye en, a partir y a través de la ideología.
El hacer una cosa u otra, tener una prioridad sobre otra, un orden de los valores que estimamos es en definitiva parte de la definición amplia que pensamos de ideología. Quien trata de reflexionar sobre el fenómeno es el italiano Antonio Gramsci. Observa que la ideología no solo es corpus teórico, es acción concreta y materializada en el hacer cotidiano. Valiéndose de esto es que se construye la legitimidad de los bloques sociales. Velados por la ideología, los sabios economistas no son capaces de dar cuenta de la realidad del fenómeno inflacionario: la especulación de los formadores de precios. Es decir, no son capaces de comprender que efectivamente lo que se discute es política. O, lo que es peor, comprendiéndolo, lo callan.

El rol de los formadores de opinión
Sostenemos entonces que el fenómeno inflacionario excede a las claras el ámbito económico. Es en sí un fenómeno social y político, mucho más complejo de lo que intentan hacérnoslo presentar. En este tema es necesario, como introduje anteriormente, pensar el rol de los formadores de opinión al respecto: los mal llamados "medios de comunicación".
La posición social privilegiada que ocupan hoy los medios es una posición de poder. Por consecuencia no son nada inocentes. Mucho menos independientes. La mejor expresión de esto son las "corrientes de opinión" que generan o buscan generar sobre diversas temáticas. Observamos que muchas veces, como correctamente dijera Marx, la tendencia de la centralización del Capital es ineludible: los medios centralizan desde sus editoriales un discurso, una construcción (los medios del mainstream) que trabaja directamente a nivel de opinión general.
Acá hay que repetir algo que hiciera famoso el tristemente célebre nazi Goebbels y que ayuda muchísimo a dilucidar la cuestión: "Miente, miente, miente que algo quedará, mientras más grande sea una mentira más gente la creerá". Tremenda frase con increíble actualidad.

Conclusión
La construcción de esta gran mentira -me refiero a la inflación como proceso autónomo de lo social/político- a través de los aparatos comunicacionales, es necesaria para legitimar el doble fenómeno que significa:
Por un lado opera extrayendo forzosamente Capital del poder adquisitivo del asalario; es una fenómeno de extracción de poder.
Por el otro abstrae poder de acción circunscribiendo el hecho a la esfera económica, ajena al saber popular o saber social.
Solamente a partir de lograr cierto clima de opinión es que las clases dominantes pueden actuar impunemente en el encarecimiento de la vida en general, y extracción de riquezas del salario trabajador en particular.
Como conclusión entendemos que es claro el nexo que existe entre los formadores de precios y los formadores de opinión. Son representaciones de una misma clase, la del Capital, en ejercicio de reafirmación de su poder social a través del encarecimiento y creciente pauperización de la vida. Por ello precisan economizar la inflación, para no develar que lo que se discute realmente de fondo es política.

Por Antonio (en: http://antonioraggio.blogspot.com)

No hay comentarios:

Publicar un comentario