lunes, 23 de mayo de 2011

Brevísimos apuntes: entre rupturas y continuidades. Argentina 2001 - España 2011


Los sucesos que vienen ocurriendo en España desde hace ya unos días, como producto de años de desavenencias político-económicas, nos puso en perspectiva comparativa con las manifestaciones del 19 y 20 de diciembre de 2001 en Argentina.

Uno cree que una comparación lineal nos dejaría bastante mal parados, y que resulta conveniente considerar contextos, particularidades, banderas, potencialidades, demandas, límites, continentes, trayectorias y varios etcéteras más.

Intentaremos un recorrido escueto para marcar algunas pautas que vayan en los sentidos anunciados previamente, vale decir: entre continuidades y rupturas.

Algunas continuidades

Creemos que la principal continuidad que se puede observar entre ambos procesos radica en que (si bien el caso argentino implicó –al menos por ahora- un “estadío mayor” de crítica y superación del sistema en clave demandante) los manifestantes no ponen el punto en la superación dialéctica del sistema, sino que centran sus esfuerzos en criticar al sistema que los expulsa para que este los incorpore. Se ve ahí una contradicción sustancial que se hizo efectiva en estas dos experiencias: Se critica al sistema? Si. Para superarlo? No sabemos, por lo pronto que nos incluya!

Esto no pretende ser una crítica descalificadora del Mayo Español ni del Argentinazo, más bien intenta apuntar algunas de sus limitaciones y valorar su propia potencialidad que anida en plantarse, organizarse y crear ciertas dinámicas críticas hacia el sistema que (no) los contiene y encauzar espacios de participación hacia la construcción de nuevas formas democráticas.

Otra continuidad apunta a la caracterización que ciertos sectores (principalmente mediáticos) realizan de los manifestantes. Nos los presenta(ron)n como jóvenes “a-políticos”, “anti-políticos” y se basan, para estas caracterizaciones, en slogans que se levantan contra la propia dirigencia política y en el voto bronca que se dio post 2001 en Argentina y ayer en España. Pero, a nuestro entender, ninguno de los levantamientos tuvo (tiene) estas características, uno más bien diría que son profundamente políticos y que reniegan no de la herramienta (que resulta ser la política) sino de sus ejecutores y de la subordinación de ésta a los poderes económicos.

El sistema político que no los contiene (contuvo) tampoco está (estuvo) exento de criticas y se pueden observar, en ambos casos, ciertas coincidencias. En Argentina la crítica estaba orientada hacia una democracia formal producto de la post-dictadura y el pacto de olivos y, en España, el grito colectivo sentenciaba el fracaso del Pacto de la Moncloa (tan citado por pre-candidatos presidenciales en estos años y por estas pampas). Fiel reflejo de estos fracasos es que ningún partido político pudo en Argentina ni puede en España hegemonizar el levantamiento. Es la propia población la que decide por sí misma, sin intermediarios (El proceso argentino terminó por institucionalizarse vía los partidos, principalmente, vía PJ. Que sucederá con el español?).

Algunas rupturas/diferencias

Hay diferencias importantes, Argentina 2001 significó un colapso socio-político-económico absoluto. El mismo llevó al hambre, a los enfrentamientos, a la represión e incluso a muertes. España, por su parte, sufre los coletazos de la crisis de 2008, la imposibilidad de contar con herramientas económicas para enfrentarla (lo cuál se está expresando, incipientemente, en la exclusión/precarización de los jóvenes).

Una mirada un poco más aguda de la situación Española por parte de los propios españoles debería encuadrar la crisis en términos estructurales porque, uno interpreta, que la solución debe estar orientada a una crítica estructural del sistema, debiendo para ello, necesariamente, discutir desde la continuidad en la UE hasta las propias características de la democracia española.

También podemos hacer hincapié en que durante el Argentinazo la población enfrentó en la calle al estado represivo y resistió una feroz represión que se cobró 33 muertes. Este estado de movilización terminó por sentenciar el futuro del gobierno de la Alianza y el presidente huyó de la casa de gobierno en helicóptero tras firmar su renuncia. España, por el momento, intenta instrumentar los canales necesarios para llegar a las próximas elecciones con el mismo gobierno y no registra enfrentamientos entre manifestantes y policía. El "que se vayan todos" resultó (por ahora) mucho más contundente por estas pampas.

Otra diferencia que se podría mencionar entre ambos procesos radica en las nuevas tecnologías de comunicación que dotan de particularidades al “Mayo Español” y a sus participantes de cara a “los de afuera” y a las posibilidades de comunicar que es lo que sucede en cada plaza, en cada asamblea y a cada momento.

Reflexiones sobre los apuntes precedentes

No se si vale la pena comparar. Cada estallido tiene sus propias particularidades, lo que si está claro es que cada irrupción incorpora en sus genes los avatares de levantamientos previos: la comuna de parís, el argentinazo, las revueltas árabes, digo, sólo por nombrar algunos.

Argentina tuvo su diciembre, en él se marcó un piso por el que caminaron tanto sus límites como sus potencialidades y desde el cuál hizo pie (se podrá discutir si el país está erguido o medio jorobado, pero no que está de pie). España tiene su mayo, ¿se hará cargo o permitirá que se institucionalicen sus potencialidades? La historia dirá, la historia siempre dice…





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