sábado, 2 de abril de 2011





2 de Abril, nuestro almanaque se mancha de rojo sangre. Fueron aquellos que en un intento ultimo de legitimarse ante la sociedad, declararon la guerra al imperio marítimo más grande de todos los tiempos. Una multitud se conglomera en plaza de mayo apoyando la invasión a las islas, mientras Galtieri proclama su frase "si quieren venir que vengan, les presentaremos batalla". Y ni siquiera eso, ni siquiera estábamos preparados para presentarles batalla. Fue apelando al orgullo y sentimiento nacional que se conformo un ejército colmado de jóvenes que en su vida habían disparado un arma. Que paradoja no? Nuestras fuerzas armadas se dedicaron a lo largo de todo el siglo XX a gobernar políticamente nuestro país, desnudando la democracia, tratándola como prescindible, y a la hora de defender el territorio nacional, tarea que les compete como función principal del ejercito, enviaron a miles de jóvenes a una guerra que no era suya y que no sabían como pelearla. Así, los civiles y los militares cada uno estaban donde no debían estar. Los civiles muriendo en una guerra para la que no estaban preparados, y los militares en el sillón de Rivadavia. No olvidamos, ni perdonamos por que la única batalla que se pierde es la que se olvida.

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