martes, 11 de mayo de 2010

Mugica.

"Nada ni nadie me impedirá servir a Jesucristo y a su Iglesia,
luchando junto a los pobres por su liberación.
Si el Señor me concede el privilegio, que no merezco,
de perder la vida en esta empresa,
estoy a su disposición"

El padre Carlos Mugica murió asesinado por un comando de la "triple A" hace 36 años.
Formaba parte del "Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo", con anclaje en el Concilio Vaticano II y en la Conferencia de Medellin, que bregaba por una Iglesia más cercana al pueblo y a sus sufrimientos cotidianos.

Se lo vinculó personalmente con algunas organizaciones politico militares, principalmente Montoneros, por su relación fluida con los jóvenes que posteriormente conformarian el mando de la orgnaización.
Los sacerdotes se transformaron hasta la vuelta de Perón en un actor de peso en la vida política nacional. Mugica, por su parte, incluso acompaño el viaje de regreso de Perón desde Puerta de Hierro a Ezeiza.

Valgan estos comentarios, aunque breves, para seguir discutiendo una época que tuvo como hilo conductor a la violencia en tanto metodo de construcción política y que marcó la condición de posibilidad para el trágico golpe de 1976.

Sigamos discutiendo la historia, sigamos des-andando las lineas de olvido que escriben los que ganan, continuemos pensando que fué lo que nos paso, para poder plantearnos desde el "ayer muerto -eternamente vivo- el mañana nonato" al decir de Anibal de Antón.
Aca dejamos el recuerdo del Padre Mugica, el cura villero que creyó que su vida implicaba necesariamente una "opcion por los pobres".
*Dejo para el que le interese alguna bibliografia que se puede consultar sobre el tema:
  • - Ruben Dri: La Iglesia que nace del pueblo. Ed. Nueva América. 1987.
  • -J. Pablo Martín: Movimiento de Sacerdotes para el tercer Mundo. Guadalupe y Castañeda. 1992.
  • -Lucas Lanusse: Cristo Revolucionario. Ed. Vergara. 2008.
  • -Gabriel Seisdedos: Hasta los oídos de dios. La historia de los Sacerdotes para el tercer Mndo. Colección testigos. 1999.

1 comentario:

  1. Señor: perdóname por haberme acostumbrado a ver que los chicos parezcan tener ocho años y tengan trece.
    Señor: perdóname por haberme acostumbrado a chapotear en el barro. Yo me puedo ir, ellos no.
    Señor: perdóname por haber aprendido a soportar el olor de aguas servidas, de las que puedo no sufrir, ellos no.
    Señor: perdóname por encender la luz y olvidarme que ellos no pueden hacerlo.
    Señor: yo puedo hacer huelga de hambre y ellos no, porque nadie puede hacer huelga con su propia hambre.
    Señor: perdóname por decirles “no sólo de pan vive el hombre” y no luchar con todo para que rescaten su pan.
    Señor: quiero quererlos por ellos y no por mí.
    Señor: quiero morir por ellos, ayúdame a vivir para ellos.
    Señor: quiero estar con ellos a la hora de la luz

    este tipo era increible...

    Flor!

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