viernes, 21 de mayo de 2010

200 años...¿de qué?


Broncas, alegrías, injusticias, llantos, próceres de cartulina, riquezas, cinismo, rebeldes, muertes injustas, desatinos, causas, necios, miradas, traiciones, amores, azares, festejos, temidos, poder, guerras, mujeres, bares, dudas, república, cielo, militares, sonrisas, ingenuidad, indigencia, plazas, marchas, pensamientos, más militares, tribunas llenas, mundiales con goles que matan, engaños, aciertos, héroes de los que no hablamos, certezas, legados, libros en el fuego, preguntas, viajes, nacimientos, emociones, bigotes, papeles en blanco, roja la sangre, gritos, cadenas, versiones, cobardes, resignación inútil, bocas llenas de dientes, abuelos, modas, cuentos, artistas, juegos, tiros, obreros, ríos, perros, truenos, guitarras, esclavos, malevos, estudiantes, cumparsitas, aplausos, prólogos, noches, finales abiertos, sorpresas, revolución, padres, canciones, asambleas, sur, amigos, montañas, vino, deudas, enfermedades, policías, asado, fuerza, luna, hijos de puta, imaginación, pueblos originarios, líderes, olor a tierra mojada, reflejos, lucha, dinero, fascismo, la historia en los museos, barrio, pérdidas, tierra, camiseta, angustia, política, religiones, muchos más militares, confesiones, diarios, egoísmo, gloria, sudestadas, traición, coraje, años, preguntas y razones. Y en el medio, nosotros.
La historia es contarnos la historia a nosotros mismos y saber qué sentimos cuando nos miramos. Después de este mayo del bicentenario propagandístico seguiremos levantando el polvo del pago que hoy escucha, apabullado, su cumpleaños feliz y no alcanza con colgarse escarapelas hasta en las sienes. Revisemos entonces, cada uno a su manera, que pasó allá atrás y qué pasa acá adelante: no sea cosa que nos encontremos con nuevas invasiones, con otras guerras contra el pueblo paraguayo, con festejos patrios para unos pocos -como en 1910- , con novedosos "El pueblo quiere saber de qué se trata", con traidores disfrazados de próceres, con seguidilla de genocidios de las minorías étnicas, con falsedades históricas, con desapariciones, con muertes por represión, con abusos de autoridad, con desigualdades sociales, con muertes diarias, con obreros explotados, con derechos no ejercidos. Volteemos la hoja amarillenta y preguntemos a los gritos: ¿Qué festejamos?
200 años... ¿de qué? Celebremos, sí, hay que hacerlo, pero no seamos hipócritas con los que murieron luchando. No le regalemos nuestras mentiras a los hombres que cayeron en el lodo por buscar verdades. Si tenemos nuestro lugar en la historia, no hace falta legitimar nada frente a nadie. Y si verdaderamente merecemos ser parte de este acontecimiento épico -no deja de ser casual que estemos vivos para presenciarlo o participar- asumamos de una vez que nuestra historia comenzó mucho antes que en 1810 y que poco conocemos de aquellos protagonistas que fueron aniquilados por la historia oficial. Una historia encumbrada en todos los actos escolares -¿quién no hizo de Colón?-.
200 años... ¿de qué, che? ¿De qué?

Román.

3 comentarios:

  1. Muy lindo texto. Algo diferente para estos dias. Para pensar un poco. Gracias.

    ResponderEliminar
  2. de un sentimiento de patria arraigado en lo mas profundo del pueblo, de un nosotros marcado por anhelos y dolores

    ResponderEliminar
  3. Nada para festejar, mucho para conmemorar, sobre todo teniendo en cuenta que HASTA AHORA SIEMPRE LA HISTORIA la escribieron los que ganaron. Y depende de nosotros reescribir lo que pasó y llenarlo de discusión y de POLITICA. Esta bien conmemorar, y PASARLA BIEN cantando y bailando pero sin OLVIDAR Y PERDONAR.

    ResponderEliminar